Brasil está cerca de concretar una ansiada reforma que simplifica su sistema de impuestos, un triunfo político para el presidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva y un posible impulso para la primera economía de América Latina.
El proyecto, calificado de “histórico” por el gobierno, fue aprobado por la Cámara de Diputados la semana pasada y ahora va al Senado.
¿Por qué es tildado de “histórico”?
Diferentes gobiernos intentaron sin éxito desde el fin de la última dictadura militar (1964-1985) avanzar con la reforma, incluso el del expresidente de ultraderecha Jair Bolsonaro (2019-2022).
Se trata de la primera enmienda sobre el sistema de tributos al consumo en 58 años.
Su objetivo: simplificar la vida del gobierno, empresas y familias al desarmar un sistema extremadamente complejo.
Busca además combatir la evasión impositiva y, a través de la unificación de impuestos sobre el consumo, aumentar la productividad, atraer inversiones y generar más empleo.
Las gobernaciones ya no podrán renunciar a parte de sus recaudaciones para atraer empresas, terminando con una “guerra tributaria” entre estados, y esto favorecerá a que las empresas se relocalicen cerca de grandes mercados consumidores.
“El PIB será mejor gracias a una mayor eficiencia, reducción de inseguridad jurídica y el fin de una mala asignación de recursos. Todos los sectores ganan”, dijo a la AFP Bráulio Borges, investigador del Instituto Brasileño de Economía de la Fundación Getulio Vargas (FGV IBRE).
Institutos privados y gubernamentales proyectan que la reforma tendrá un impacto positivo sobre el crecimiento del PIB en los próximos años.
¿Cuál es el impacto político?
Poco más de seis meses desde el inicio de mandato y luego de una serie de derrotas legislativas que debilitaron la agenda ambiental, el gobierno de Lula se anotó una victoria política de magnitud al aprobar una reforma considerada tan necesaria como esquiva.
El Ejecutivo debió ceder protagonismo en el trámite a figuras del Centrao, un grupo de partidos de centro y centro-derecha que suelen intercambiar apoyo a cambio de posiciones en la estructura pública.
En especial, ganó protagonismo el presidente de Diputados, Arthur Lira, con quien Lula se fotografió la noche siguiente a la aprobación.
“Fue la primera vez que conseguimos promover un alineamiento político extraordinario”, dijo a la AFP Reginaldo Lopes, diputado del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula y coordinador del grupo de trabajo de la propuesta.
Pero ese consenso tuvo un precio. El Centrao anhela carteras en el gobierno. Una semana después de la votación de los diputados, un partido de centro obtuvo el jueves el ministerio de Turismo.
Otro apoyo de peso fue Tarcísio de Freitas, gobernador de Sao Paulo, el estado más rico y poblado, y un exministro y aliado de Bolsonaro.
“Hubo una comprensión de que con la reforma todos ganábamos”, agregó Lopes.
El exmandatario ultraderechista salió del trámite debilitado. Su intento de que su Partido Liberal (PL) votara en bloque contra el proyecto fracasó y un quinto de sus diputados le desobedecieron (20 de 99).
¿Qué cambia para los brasileños?
La reforma unifica los cinco tributos vigentes sobre el consumo en uno: el Impuesto sobre el Valor Agregado (IVA), que, a su vez, será desdoblado en uno federal y otro estatal.
Los cambios darán más transparencia a los brasileños sobre la composición de los precios que pagan al adquirir bienes y servicios.
En especial, se espera un alivio para las capas de baja renta gracias a la exención de tributos para una “canasta básica nacional”, cuyos ítems serán definidos por ley.
Además, habrá un sistema de “cashback” que prevé la devolución de impuestos para mitigar desigualdades sociales.
La reforma “beneficia más al consumo de masas”, dijo Borges.
La industria es otro de los principales ganadores, según el experto, gracias al fin de impuestos cobrados en “cascada”, que se pagan en cada etapa de la producción.
Los cambios se implementarán de forma gradual, con una transición prevista hasta 2032.
¿Qué falta definir?
El proyecto podría sufrir alteraciones en el Senado.
Falta por definir el valor del IVA, que incidirá sobre bienes y servicios. Se especula que superará un 25%, convirtiéndolo en uno de los más altos del mundo, algo que despierta críticas.
Borges dijo, sin embargo, que el valor del IVA no significará un aumento de la carga tributaria, sino mostrar claramente en un solo tributo lo que actualmente se paga disperso en varios.