La diferencia entre los gastos del gobierno y los ingresos evidencia un superávit primario del 1,4% del Producto Interno Bruto, la mejor cifra desde hace 15 años alcanzando los ¢646 mil millones.

Estos buenos resultados se dan tras un estricto control del gasto por medio de la regla fiscal y la mejora en la recaudación de ingresos al cierre de junio.

Sin embargo, el problema que tiene el gobierno son los intereses de la deuda que hacen que exista un déficit fiscal.

El pago de intereses de la deuda se mantuvo en 2,3% del PIB, igual al que se presentó en la primera mitad del 2022, pero en montos absolutos alcanzó su valor más alto en 18 años.

“Nos mantenemos firmes en nuestro camino hacia la consolidación fiscal. Lograr con holgura el cumplimiento de la meta de superávit primario con el FMI, ratifica el compromiso de esta Administración con la sostenibilidad de las finanzas públicas”, recalcó Nogui Acosta, ministro de Hacienda.