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Hacienda confirma deterioro fiscal

El Ministerio de Hacienda confirmó un deterioro en las cifras fiscales en la actualización con corte a agosto del 2024. Según esta, el déficit fiscal está subiendo como consecuencia del aumento en los gastos y los intereses de la deuda pública, al tiempo que se desacelera la recaudación de impuestos.


El cobro del impuesto de renta a empresas cayó en ¢114.340 millones en los primeros ocho meses del año, en comparación con el mismo periodo del 2023. Esta caída del 11,5% es la de mayor impacto en los ingresos del gobierno y se debe a factores como la variación en el tipo de cambio.


Nogui Acosta, ministro de Hacienda, reconoció que es un “grave error” considerar que el problema fiscal está resuelto por el hecho de que aún exista un superávit primario, y enfatizó que hay “decisiones importantes que tomar”.


El déficit fiscal aumentó del 2% al 2,5% del producto interno bruto (PIB), lo que equivale a un faltante adicional de más de ¢300.000 millones. Este indicador podría cerrar este año en un 3,7% del PIB, por encima del 3,3% registrado en el 2023.


“Por eso, insistir en defender proyectos de ley que reducen la recaudación, no avanzar en la discusión de iniciativas de ley que fortalecerán la recaudación e incumplir las obligaciones que, como ciudadanos, tenemos con el país, solo alargará más el problema fiscal en el tiempo, perjudicando, principalmente, a la población más vulnerable”, declaró el jerarca.


El déficit fiscal es el faltante entre los ingresos del gobierno y los gastos, incluyendo el pago de intereses de la deuda.


Superávit primario se deteriora


Otro indicador es la diferencia entre los ingresos y gastos del gobierno, pero sin tomar en cuenta los intereses. En este caso, el país no tiene déficit, sino superávit primario. Sin embargo, también se está deteriorando.


Con corte a agosto, el superávit primario cayó a un 0,9% del PIB, mientras que el mismo mes del año pasado era de un 1,4%. A su vez, el dato del 2023 también había caído en comparación con el del 2022, lo que demuestra una ruta en retroceso.


El Ministerio de Hacienda atribuyó el deterioro a un mayor pago de intereses de la deuda, los cuales llegaron a ¢1.690.680 millones en los primeros ocho meses del año, al tiempo que se incrementó el gasto en transferencias, remuneraciones y capital (obras y equipamiento). Todo esto ha ocurrido mientras el crecimiento de los ingresos del gobierno es cada vez menor.


Los intereses representaron un 3,44% del PIB, la cifra más alta registrada en los últimos 19 años. Este rubro aumentó en ¢88.727 millones, en comparación con el acumulado de los primeros ocho meses del 2023.


¿Por qué bajan los ingresos?


Daniel Ortiz, economista de la firma Consejeros Económicos y Financieros (Cefsa), señaló que varios factores han afectado la recaudación, incluyendo la caída en el tipo de cambio, que ha reducido los ingresos por impuesto sobre la renta y ha provocado menor dinamismo del régimen definitivo. Además, citó que la baja inflación, que ha sido negativa en algunos momentos, podría afectar los ingresos de las empresas, reduciendo el monto que deben tributar.


El ministro Acosta se ha quejado en repetidas ocasiones de la aprobación de proyectos de ley que reducen la recaudación tributaria. Incluso, ha señalado que la Asamblea Legislativa representa el principal riesgo fiscal para el gobierno. Sin embargo, la mayor caída está en el cobro del impuesto de renta a personas jurídicas, el cual no ha sido tocado por el Congreso.


Los diputados han aprobado exoneraciones en el impuesto al valor agregado (IVA) y redujeron el tributo a la propiedad de vehículos que se cobra en el marchamo.


Según el Ministerio de Hacienda, el crecimiento del IVA, el impuesto selectivo de consumo y el de los combustibles contrarrestaron la caída en renta y propiedad.


El tributo de renta bajó en ¢72.334 millones, incluyendo a empresas, personas y remesas al exterior; mientras que el de la propiedad cayó en ¢38.277 millones, principalmente por el cambio en el marchamo, el cual fue avalado por el presidente Rodrigo Chaves y promocionado públicamente por él.


“A uno le sorprende ver a un ministro tan preocupado, si él también avaló el proyecto para rebajar el marchamo de los vehículos. Ahora lo tienen en un contexto donde la economía se desaceleró, donde endeudarse en dólares afuera tuvo repercusiones sobre el tipo de cambio y eso disminuyó los ingresos tributarios. La situación fiscal ha cambiado”, dijo Ortiz.


En tanto, el IVA subió en casi ¢70.000 millones, el selectivo de consumo en ¢35.000 millones y el de los combustibles, en ¢48.500 millones.


Producción crece más rápido que los ingresos


Aunque los ingresos de Hacienda (tributarios y no tributarios) crecieron nominalmente en ¢104.760 millones a agosto, lo hicieron a un ritmo menor del que crece la producción nacional. Esto se refleja en la reducción de los ingresos como porcentaje del PIB. Un comportamiento similar ocurre con los ingresos tributarios: aumentaron en ¢57.791 millones, pasaron de representar el 8,9% del PIB a un 8,7%.


El economista Daniel Ortiz añadió que parte del deterioro fiscal también proviene de decisiones tomadas por el propio Poder Ejecutivo, como la emisión de deuda externa o el aumento en las remuneraciones del sector público.


El gasto total del gobierno ascendió a ¢6.056.307 millones con corte a agosto, lo que representó un crecimiento de ¢404.922 millones, en comparación con los ¢5.651.385 millones del año anterior. Como porcentaje del PIB, el gasto público también creció, tras pasar del 12% de la producción a un 12,3% en 2024, el nivel más alto desde el 2021.


Este aumento se debe principalmente al crecimiento en transferencias corrientes, remuneraciones y pago de intereses de la deuda, que representaron el 78,5% del incremento neto del gasto. El 21,5% restante se atribuye a gasto de capital y en bienes y servicios.


No era el momento para un aumento salarial, dijo exministro


La partida de remuneraciones presentó un aumento de ¢111.434 millones en agosto de 2024, comparado con el mismo periodo del 2023. Este crecimiento se debe al pago retroactivo de incrementos salariales congelados desde el 2020, ejecutado entre marzo y abril.


El exministro de Hacienda, Elian Villegas, indicó a La Nación, a finales de setiembre, que no era el momento adecuado para aplicar este aumento, dado que representa un crecimiento permanente en los salarios, en un contexto en el que el gasto en intereses continúa al alza y los ingresos del gobierno se ven afectados por leyes como la reducción del marchamo y el proyecto que busca bajar el impuesto sobre la renta a trabajadores independientes.


“No era el momento justo, porque no se puede ver ese pago retroactivo tan simple como si fuera una sola vez. Implica que en ese momento se pagaron alrededor de ¢70.000 millones, y a partir de ahí todos los años hay que pagar alrededor de ¢25.000 millones a ¢30.000 millones más porque ya queda incorporado en la base. Ese es el efecto negativo”, dijo Villegas.


En cuanto a las transferencias, el aumento neto de ¢117.814 millones frente a agosto de 2023 proviene, en su mayoría, de transferencias corrientes a entidades públicas, las cuales crecieron en ¢110.887 millones. El 85,5% de ese crecimiento corresponde a montos dirigidos a la Caja Costarricense de Seguro Social, mientras que el resto se distribuye entre el Fondo Especial para la Educación Superior (FEES), otras partidas para universidades, juntas de educación y municipalidades.


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