Nogui Acosta le baja el tono a la desmejora de las cifras fiscales del Gobierno Central en 2024 y evita culpar de ello al tipo de cambio. Dice que la deuda pública sigue creciendo, pero que cada vez lo hace más lentamente, y que eso es una buena señal. También asegura que cada vez ve más presiones en el ambiente para reducir impuestos y que eso achica el margen para fortalecer el financiamiento del Estado, o por lo menos hacerlo más “justo”.
En Costa Rica, según su criterio, “pasan dos cosas terribles”: “se paga poco y se exige mucho”.
De cara el cierre de la actual administración, en la que ha sido ministro desde el día número uno, ve poco margen para empujar grandes reformas tributarias. “Hay una franca caída en el nivel de discusión de los temas relevantes”, dice. Por eso, ve como prioridades usar Inteligencia Artificial para reducir la defraudación y poner en marcha del proyecto de Hacienda Digital, la renovación de los sistemas informáticos de Aduanas y Tributación, que iniciaría en el primer semestre de este 2025.
Costa Rica cierra el año con un déficit fiscal más grande y un superávit primario más pequeño. ¿Qué provocó esa desmejora? ¿Fue solo el tipo de cambio?
– No. Hay dos temas importantes de señalar. En 2022 se integran los órganos desconcentrados en el Presupuesto de la República, y eso hizo que los ingresos crecieran más o menos un 0,5% del PIB. Si usted elimina ese one of, el superávit primario fue de 1,6% del PIB, igual que el año pasado, y este año es un 1,3% del PIB.
Es un 1,3% del PIB porque nos pegan dos cosas: las rebajas de impuestos que se han aprobado en la Asamblea Legislativa y el pago del aumento salarial que se había congelado desde el 2020. Otro elemento es que las transferencias de capital están subiendo, cada vez tenemos más gasto de capital y eso es bueno.
Ese superávit lo que refleja es una desaceleración de los ingresos, no directamente relacionada con el agotamiento de la reforma fiscal de 2018, sino con la aprobación de reformas o leyes que vienen a restar recursos al Estado o a ponerle más costos. No es un tema de una desmejora por el desempeño de la economía. La economía crece y crece de manera robusta.
¿Solo el pago de los aumentos congelados explica la subida de los gastos en remuneraciones?
– Estamos hablando de ¢140.000 millones, casi un 0,3% del PIB. Nuestro interés no es tener un superávit primario creciente, sino constante. Si no, lo que hacemos es acelerar la reducción de la relación deuda/PIB, pero dejando por fuera el Estado benefactor que necesita recursos para los grupos más vulnerables.
La relación deuda/PIB es un tema al que se le presta mucha atención por la regla fiscal, que se activa en su estado más estricto cuando supera el 60%. ¿Cuál es la proyección actual?, ¿cuándo estará por debajo de esa barrera?
–Hemos hecho un gran esfuerzo, hemos controlado el gasto.
Esperamos que el comportamiento de los ingresos nos permita mejorar. No estamos pensando que sea como el Marco Fiscal de Mediano Plazo dice, que es en el 2026; pero es una proyección.
Nosotros esperaríamos cerrar muy cercanos al 60% este 2024. No estamos pensando si va a ser más o menos. Va a estar muy cercano al 60% porque es una buena base para empezar el 2025. Eso eso es a lo que nosotros aspiramos, a tener una relación deuda por debajo del 60%.
Lo necesitamos por dos razones fundamentales: la primera es porque liberamos el gasto de capital; o sea, el crecimiento de este país, que pasa por la infraestructura pública. El otro tema es que, desde el punto de vista de la realidad del Estado, es cierto que hay que recortar ese Estado, pero también que hay personas detrás del Estado y esas personas tienen sus salarios congelados. Eso ha generado una serie de situaciones como las que se presentan en la Caja (renuncia de especialistas) y las que se van a presentar en otras instituciones. Tenemos que empezar a ver el Estado como un Estado funcional, con gente capaz, con gente con una remuneración adecuada; más pequeño, pero más eficiente; y eso significa una buena inversión pública.
Muchas personas critican que la caída de la relación deuda/PIB realmente responde al comportamiento del tipo de cambio, a la hora de colonizar la deuda en dólares. Solo la deuda externa en dólares creció un 7,7% hasta septiembre pasado. ¿Hasta qué punto esa relación deuda/PIB es realmente una reducción del endeudamiento?
– El monto nominal obviamente crece por una simple razón. Cuando usted va a la Asamblea Legislativa a que le aprueben el Presupuesto de la República, ¢7,7 billones de los ¢12,4 billones del gasto se financian con ingresos, y hay que ir a pedir prestado ¢4,7 billones. Ese es el problema. El problema nace de tener presupuestos que tienen un déficit financiero.
Lo que es importante es que vayamos teniendo un superávit primario que nos permita llegar y decir ‘podemos obtener todo el gasto, pagamos los intereses y empezamos a endeudarnos menos’. Lo que estamos haciendo es que la bola de nieve crezca cada vez más lentamente y “lentamente” significa por debajo del crecimiento de la economía.
Esa es la estrategia que hemos venido siguiendo y es lo que se puede hacer, porque, si usted quisiera mañana eliminar el crecimiento de la deuda, ¿cuánto tendría que recortar del presupuesto? Un 3,5% del PIB. Ese es el problema.
Criticar el tema del endeudamiento realmente no tiene sentido. Lo que es importante es que hagamos un endeudamiento inteligente y por eso nosotros llamamos la atención de la Asamblea Legislativa. Necesitamos que no tengamos una discusión bizarra en relación con la emisión (de bonos) en el mercado internacional. Necesitamos que entiendan que los créditos de apoyo presupuestario están metidos dentro del presupuesto, y que no se pueden utilizar o distraer para hacer otras cosas. Necesitamos que, cuando vayamos con el Presupuesto de la República, discutamos cómo lo vamos a financiar. Ahí yo creo que vamos a tener discusiones mucho más importantes en relación con la realidad del país hacia futuro.
Sí hay un crecimiento nominal de la deuda; es normal y vamos a llegar probablemente al 2028 o 2029, y ahí ya va a dejar de crecer en términos nominales. Pero eso es sí, y solo sí, sigue un gobierno que sea capaz de hacer lo que este gobierno está haciendo, de socarse la faja.
Usted me decía hace unos meses que usualmente una apreciación del colón complica más a la Hacienda pública de lo que la beneficia, ¿qué me dice después de tanto tiempo de un dólar “barato”?
– Hay diferentes enfoques. La revaluación del colón es el resultado de un modelo de economía que cambió. Si ves la composición de la producción nacional en el 2019 y la comparás con 2024, te das cuenta de que cambiamos radicalmente.
Los agentes económicos, incluyendo el Ministerio de Hacienda, tienen que adecuarse a esa realidad. ¿Qué quiero decir con esto?, bueno, La Nación recientemente publicó que tenemos un superávit comercial con los Estados Unidos, y eso refleja que hemos empezado a vender cosas más allá de los commodities.
Para los efectos del Ministerio de Hacienda, nosotros no vemos que tenga un impacto mayor. Ya vemos un tipo de cambio relativamente estable, va a estar entre los ¢500 y los ¢520; ese es el movimiento que va a tener, pero por la fortaleza de la economía.
Nos hemos dado cuenta que el crecimiento del 2022 fue tan grande que hizo que los pagos parciales de renta del 2023 fueran más altos de lo que efectivamente significó el comportamiento de la economía, y entonces, cuando se hace la liquidación en diciembre y se paga en marzo, la gente tenía créditos fiscales muy altos y eso nos pegó.
Desde el punto de vista del comportamiento de la economía, nosotros creemos que ya pasó el efecto. Ese es un tema que creemos que pasó solo una vez y que no se va a presentar hacia futuro, porque ya la economía está cambiando y nos estamos acomodando a ese nuevo esquema productivo.
Ha vuelto a poner sobre la mesa el tema de las transferencias por medio de Sinpe y la evasión de impuestos, un asunto del que se ha hablado por años.
– Eso es una cosa graciosa, y el argumento (en contra) es que vamos a quebrar a las pequeñas empresas. O sea, ¿las pequeñas empresas quiebran porque tienen que pagar impuestos? Me parece demasiado injusto.
¿Qué está haciendo Hacienda al respecto?
–Estamos explorando diferentes cosas. Estamos explorando si podemos cruzar facturas con Sinpe para poder asegurar que la gente está efectivamente facturando. Nos hemos dado cuenta de que nos mienten mucho con las facturas. Incluso vamos a poner dentro de la factura para que se digan si se paga en efectivo con Sinpe o con tarjeta.
El segundo tema es que podamos empezar a encontrar gente que está realizando actividad comercial y que no está inscrita. Yo creo que ahí hay una gran oportunidad, hay información muy valiosa.
Aquí nadie nunca ha dicho que vayamos a hacer un impuesto al Sinpe. Es ilógico. Eso sería una tasa a las transacciones financieras, y eso nunca hemos dicho eso.
¿Podríamos esperar alguna acción específica en lo que resta de este gobierno?
– Nosotros estamos conversando con el Banco Central para ver cómo podemos utilizar la información. Esperaríamos tener alguna opción a mediados de año.
Pero comparemos, ¿el cruce de información del que habla ya se hace de alguna forma con las cuentas bancarias o sería novedoso?
– Nosotros tenemos el secreto bancario. No tenemos esa información. No tenemos los saldos. En el caso particular de Sinpe, nosotros no tenemos posibilidad de rastrearlo. Es una información que maneja el Banco Central.
Le preguntaba por eso, porque sería un cruce de información que se puede hacer con Sinpe, pero que actualmente no se puede hacer con cuentas normales.
– Es que con Sinpe tampoco sabríamos los saldos de las cuentas. Sabemos de dónde estaría saliendo la plata y hacia dónde va, y eso es lo que nos interesa. No tendríamos forma de ver los saldos, tendría que haber una presunción de defraudación, pero una persona normal no hace 1.000 transferencias por Sinpe.
A falta de año y medio para el fin de este gobierno, ¿qué podemos esperar de Hacienda Digital?
– Te puedo decir que arrancaríamos en el primer semestre del año. En mayo, probablemente, con exportaciones en el sistema de Aduanas. En abril estaríamos empezando a gestionar el presupuesto de 2026 con el nuevo Sistema de Administración Financiera y Recursos Humanos. Y en junio de 2025 arranca TribuCR, y las personas ya van a poder hacer todas las gestión de su pago de impuestos a través de la plataforma.
Obviamente habrá otros sistemas que van a tener que irse incorporando y probablemente trasciendan esta administración, pero que terminarían en el 2026. Cuando nosotros recibimos el gobierno, este proyecto tenía dos años de atraso y recibimos el gobierno en medio del hackeo. Eso significó prácticamente seis meses menos.
Usted dijo, en su momento, que tener aprobada la reforma de renta global era crucial antes de empezar con Hacienda Digital; pero parece lejana una aprobación. ¿Qué me dice ahora?
– Hubiésemos deseado eso. Nosotros planteamos la propuesta de renta global desde mayo del 2023 y prácticamente tenemos un año y medio sin que haya sido posible avanzar por el prurito de la Asamblea Legislativa de decir que eran nuevos impuestos.
Tenemos un sistema tributario que no mejora el coeficiente de Gini (la desigualdad). El Gini antes de impuestos y el Gini después de impuestos sigue siendo igual de malo, y eso no es justo. Nos diferencia de los países desarrollados, en Europa, en donde el impacto del sistema tributario sí mejora el Gini sensiblemente.
Bajo el prurito de que son nuevos impuestos, estamos atacando cualquier propuesta. Este proyecto lo construimos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el requisito que pusimos nosotros fue que no aumentase la carga tributaria. Ese fue el requisito que pusimos para poder decirle a la gente no se iba a recaudar más desde el Estado y que el Estado se tiene que socar la faja; pero no hubo manera.
Hemos hablado con los diputados y todos dicen que el costo político se lo tiene que llevar el gobierno. Pero esta discusión no es un tema político, es un tema de justicia.
¿Hacienda ve poco margen para esa reforma y sobre todo en año preelectoral?
– Sí. Yo lo que creo es que esta discusión nosotros la planteamos en un momento en el que era correcto hacerlo, el segundo año de gobierno, en un entorno en donde ya estábamos nosotros controlando el tema del déficit fiscal, en donde estábamos teniendo superávits primarios. Pero bueno, la realidad política del país es que hay una franca caída en el nivel de discusión de los temas relevantes.
El argumento del Gobierno de “no más impuestos” choca con criterios de organismos internacionales que más bien le piden analizar más tributos; tasas más altas a la propiedad, del IVA y otras cuestiones. ¿Hacienda considera que no hay viabilidad política?
– Nosotros tenemos tasas bajas, efectivamente. El impuesto de la propiedad no lo cobra el gobierno, lo cobran las municipalidades. En el tema del IVA, efectivamente, tenemos tasas bajas; pero si usted recuerda la discusión más profunda en relación con eso fue reducir las tasas y crear exoneraciones. Nos preocupa entrar en una discusión en donde terminemos peor.
Además, tenemos cargas sociales muy altas y ahí hay una discusión en relación con el tema de empleo, de informalidad, etcétera.
El otro tema es que la gente tiene razón. Tenemos que discutir cuál es el Estado que queremos, para qué queremos el Estado. Y estas discusiones deberían ser previas a decir con cuánto dinero vamos a financiarlo. Es gracioso, hemos hecho tres intentos de vender el Banco de Costa Rica (BCR) y ni siquiera los liberales han dicho presente.
Esa transformación del gobierno o del aparato estatal es importante pero el nivel de discusión en la Asamblea Legislativa es realmente bajo. La pregunta es por qué no podemos tener discusiones con visiones más allá de las elecciones.
En su momento se habló sobre la necesidad de revisar constantemente exoneraciones y valorar su eliminación, cuando hubiesen cumplido su objetivo. ¿Por qué no hemos visto más proyectos en ese sentido?
– Porque mandamos un proyecto de ley con cuatro impuestos que no se cobraban y no hubo forma de hacerlo. Planteamos quitarle la tarifa a los tiquetes aéreos y se opusieron. Planteamos quitarle la exoneración a la madera por el impacto que tiene sobre la deforestación, y se opusieron. Planteamos eliminar la exoneración a la compra vehículos de alquiler con más de cinco años sin hacer uso de ese beneficio, y hasta el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) se opuso.
¿Ves la dinámica? Eliminar exoneraciones hace que la gente sienta que le están afectando su capacidad. Este país tiene un gasto tributario extremadamente alto y resulta que nadie recorta el gasto tributario, pero sí recortan los impuestos. Sí encuentran muy bonito llegar y darle una reducción al Impuesto a la Propiedad de Vehículos. Ese impuesto quedó exactamente igual de regresivo que como lo teníamos anteriormente, no mejoramos nada, pero sí le restamos casi ¢70.000 millones al Estado.
¿Cuál será su prioridad ahora que queda el último sprint de este cuatrienio?
– Implementar Hacienda Digital y establecer nuevos mecanismos de gestión. Nos pusimos a ver la cartera morosa, porque no tenemos muchas opciones de tener nuevos ingresos, y nos dimos cuenta de que no gestionábamos. Ni siquiera llamábamos a quienes no nos pagaban. El año pasado recaudamos ¢58.000 millones y este 2024 esperamos recaudar ¢95.000 millones de cartera morosa.
Empezamos a revisar y hasta nos dimos cuenta de que había gente que borraba las deudas, y denunciamos ante el Ministerio Público. Nos dimos cuenta de que había 77 casos de facturas apócrifas, de empresas que venden materias primas pero que no las compran, y estamos detrás de eso. Estamos tratando de hacer cosas innovadoras.
También vamos a tratar de capturar capitales emergentes. Hicimos un piloto con el acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y estamos investigando 15 casos. Hay un costarricense que tiene más de $1.000 millones en el exterior, y cuando pretendimos poner las rentas de capital para rentas extraterritoriales se rasgaron las vestiduras, fueron a la Asamblea Legislativa y aprobaron un proyecto de ley para eliminarlo. Hay gente que vive en este país, que disfruta de los beneficios de este país, de su sistema jurídico y de su paz social, y que no contribuye. Yo creo que eso no es justo.
Hace poco publicamos datos de contribuyentes de impuestos y se veían números muy bajos en algunos casos. Solo en materia de rentas de bienes inmuebles parecía existir un subregistro muy grande, por poner un ejemplo.
– Recuerde que es voluntario inscribirse. Nos toca perseguir a los que son omisos o morosos. Por eso ahora estamos usando inteligencia artificial, buscando cosas como quiénes están afiliados a plataformas de alquileres para poder identificarlos. Hay todo un proceso pero, mientras no tengamos herramientas y sanciones adecuadas...
También hay falta de voluntad. La Constitución Política establece que todos estamos obligados a el sostenimiento del Estado, pero en este país pasan dos cosas terribles, se paga poco y se exige mucho. Yo veo el hueco que está enfrente de mi casa y digo ‘este Estado no hace nada’, pero lo que no vemos es que estoy arreglando un puente en Los Chiles, porque la gente de ahí está incomunicada. Eso no lo veo. Nuestro Estado dejó de ver la solidaridad como un elemento básico.