Costa Rica es el único país de la OCDE que pierde trabajadores ocupados tras pandemia: vea los datos

Costa Rica es el único país miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que pierde trabajadores ocupados, después de la caída provocada por la pandemia de la covid-19. El resto de integrantes más bien muestran un repunte en el mercado laboral.


Según un análisis de la firma consultora Consejeros Económicos y Financieros S. A. (Cefsa), aunque todos los países de la OCDE registraron una baja significativa en el nivel de personas con trabajo en el 2020, luego se recuperaron y mantienen una tendencia al alza.


En contraste, Costa Rica, pese a mostrar una mejoría inicial tras la emergencia sanitaria, volvió a disminuir su nivel de ocupación en los años posteriores.


La información presentada por Cefsa se construyó a partir de la base de datos Penn World Table (PWT 11.0), con corte al 2023, elaborada por la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Groningen, en los Países Bajos. Los datos absolutos se transformaron en un índice para permitir la comparación entre países.


En su informe más reciente sobre empleo, publicado el 9 de julio, la OCDE reconoció que Costa Rica sufrió pérdidas laborales relevantes y persistentes tras la pandemia. Aunque recuperó una parte importante de esos puestos en los últimos dos años.


Sin embargo, el desempeño nacional evidencia rezago al compararlo con el resto de naciones que conforman el órgano multilateral, cuyo repunte fue más rápido y marcado.


Expertos consultados por La Nación señalaron que, detrás de las cifras de la OCDE, se evidencian factores como el envejecimiento de la población costarricense, las brechas de género y el rezago en educación.


También advirtieron sobre los posibles efectos de mediano y largo plazo para el país, entre ellos una posible desaceleración económica, menor competitividad y presiones crecientes sobre la Seguridad Social.


    “Lo que podemos decir más categóricamente es que en Costa Rica la participación ha crecido menos que otros en los últimos 20 años, y que nuestra posición relativa es bastante mala tomando en cuenta que el país tiene (o al menos tuvo) ciertas características que harían predecible que superaríamos en participación a contrapartes como México o Chile”.

    —  Alberto Trejos, economista y exministro de Comex.


Envejecimiento de la población y especialización laboral


Roxana Morales, coordinadora del Observatorio Económico y Social de la Escuela de Economía, de la Universidad Nacional (UNA), explicó a La Nación que factores demográficos como el envejecimiento de la población y la caída en la tasa de natalidad inciden en la disminución de personas ocupadas en el país.


Morales explicó que mientras más individuos salen de la fuerza laboral por edad y hay menos jóvenes que ingresarán en los próximos años.


El economista y exministro de Comercio Exterior Alberto Trejos, responsable del informe elaborado por Cefsa, afirmó a este diario que aún es “temprano” para establecer hipótesis sobre las causas del escaso repunte del empleo en el país después de la pandemia.


No obstante, Trejos señaló que la reducción del grupo de población que aún no tiene edad para trabajar es mayor que el crecimiento del segmento que ya superó la edad laboral. Por tanto, no considera que el envejecimiento sea un factor determinante. A su juicio, el origen del problema apunta más bien a deficiencias educativas.


Otro elemento que podría incidir en la reducción de personas ocupadas, según Luis Vargas, investigador adjunto del Programa Estado de la Nación, es el comportamiento de los distintos regímenes de empleo en el país.


Aunque el régimen especial es el que más crece, Vargas señaló que solo representa el 12% del empleo nacional. En contraste, el régimen definitivo (que concentra la mayor parte de los puestos) muestra un avance mucho más lento, mientras sectores intensivos en mano de obra, como agricultura y construcción, incluso retroceden.


En esa línea, el expresidente del Banco Central de Costa Rica Rodrigo Cubero añadió que la mayor generación de empleo proviene del régimen de zona franca, y una parte considerable de la población no cumple los requisitos de especialización que demanda ese sector.


Lo anterior, según consideró, provoca una discrepancia entre las necesidades del mercado y las capacidades de una fracción de la fuerza laboral.


    “En el caso de los hombres es prácticamente solo por temas de edad que se sale del mercado. (...) En el caso de las mujeres, cuando tienen responsabilidades de cuido (de niños y de personas adultas), a veces les es más costoso incorporarse al mercado laboral en labores de muy baja calificación y de baja remuneración, y a su vez tener que pagar por el cuidado de esas personas. Entonces, las personas —es el caso muchas mujeres— terminan asumiendo esa responsabilidad.”

    —  Roxana Morales, coordinadora del Observatorio Económico y Social de la Escuela de Economía de la UNA.


Mujeres salen de la fuerza laboral


Roxana Morales señaló que el país también experimenta una importante pérdida de personas ocupadas debido a la salida de mujeres de la fuerza laboral, quienes por responsabilidades del hogar relacionadas con el cuido de otras personas no pueden integrarse al mercado.


Esto fue descrito por Morales como el “costo de oportunidad”, es decir, cuando la población femenina determina que el costo ligado a la oportunidad de integrarse a la población empleada no es suficiente y opta por no incurrir en él.


Rodrigo Cubero señaló que la baja tasa de participación femenina en el país no se explica por el nivel del producto interno bruto (PIB) per cápita ni por la ubicación geográfica, pues otras naciones latinoamericanas con condiciones similares (e incluso con menor PIB per cápita) registran porcentajes superiores.


De acuerdo con la más reciente Encuesta Continua de Empleo, del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), publicada el 6 de noviembre, la población ocupada en Costa Rica fue de 2.206.569 personas durante el tercer trimestre del 2025.


Este indicador comprende a quienes participaron en la producción de bienes y servicios y trabajaron al menos una hora en la semana de referencia.


La cifra representa una reducción de 48.828 personas con respecto al mismo periodo del año anterior, cuando se registraron 2.255.397 ocupados.


Aunque, según el INEC, esta baja no fue estadísticamente significativa, la tendencia histórica de la encuesta muestra patrones similares a los señalados por Cefsa. En el 2020, el país enfrentó una disminución pronunciada en su fuerza laboral ocupada.


Hacia finales del 2020 y durante el 2022, Costa Rica mostró una recuperación con altibajos en la cantidad de personas con empleo. Sin embargo, a finales del 2022 y durante el 2023 se registró una disminución sostenida, en línea con el análisis de Cefsa.


En octubre pasado, La Nación informó de que la tasa de desempleo llegó al 6%, su nivel más bajo desde que el INEC publica la ECE. Especialistas advirtieron entonces de que esta reducción no respondía a una mayor generación de puestos, sino a la salida de un número significativo de personas del mercado laboral.


En esa línea, Morales señaló que la reducción en ocupación no se refleja en un repunte del empleo informal, lo que evidencia vacíos de información sobre las condiciones de subsistencia de esa población.


Añadió que algunas personas podrían omitir datos por temor a sanciones vinculadas a evasión fiscal o por percibir ingresos provenientes de actividades ilícitas.

Desaceleración económica y menor competitividad

Roxana Morales advirtió de que si el país no revierte la caída en el número de ocupados, podría enfrentar una desaceleración del crecimiento a largo plazo.

Señaló también que la escasez de personal calificado afectaría la competitividad, al presionar al alza los salarios y obligar a las empresas a destinar más recursos a retener talento.

Por otro lado, tanto Morales como Luis Vargas mencionaron un posible impacto en la Seguridad Social, pues regímenes de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), como el No Contributivo y el de Invalidez, Vejez y Muerte, se ampliarían y podrían tornarse insostenibles.

Vargas añadió que la baja en ocupación también generaría pérdidas en los ingresos de los hogares y en la producción nacional, debido a la menor disponibilidad de recurso humano ocupado.

    “Debemos diseñar políticas productivas y de empleo que alineen el crecimiento económico con el crecimiento del empleo”.
    —  Luis Vargas, economista e investigador adjunto del PEN.

Por su parte, Rodrigo Cubero afirmó que la brecha en la participación laboral frente a países comparables constituye “una verdadera tragedia para el país”. Añadió que no solo afecta el PIB, sino que, al estar en gran medida asociada a desigualdades de género, evidencia un problema social de mayor profundidad.

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