El ministro de Hacienda, Nogui Acosta Jaén, anunció que el Gobierno de la República impulsará un nuevo impuesto a la importación de vehículos, el cual dependerá de la eficiencia energética de estos.
Mientras más contaminante sea el automotor, mayor será el tributo, el cual solo se cobrará una única vez en el momento de entrada al país. Se aplicará tanto para carros usados como nuevos.
Las demás cargas impositivas de importación permanecerían tal como están actualmente.
Acosta aclaró que este impuesto no tiene como objetivo aumentar la recaudación de impuestos, sino modificar los patrones de consumo de los costarricenses, de manera que prefieran comprar automotores más eficientes, especialmente en el marco de las políticas de descarbonización.
El ministro detalló, por ejemplo, que un vehículo nuevo de alta cilindrada puede ser más ineficiente y contaminar más que un vehículo usado de baja cilindrada y, por lo tanto, el primero pagaría un impuesto más alto que el segundo.
“Nuestro interés es coadyuvar en el proceso de descarbonización. El parque vehicular del país es muy viejo, en promedio tiene más de 16 años, y no tiene ningún elemento que motive a la mejora en la eficiencia de los vehículos”, explicó el jerarca.
La Nación le consultó si el gravamen se aplicaría de forma escalonada; no obstante, Acosta aclaró que el Gobierno se encuentra en la etapa de investigación y diseño del impuesto. Por este motivo, aún no han definido los parámetros para medir la eficiencia de los vehículos.
“Hay entidades internacionales que calculan la eficiencia en el uso de los combustibles, y ese impuesto sería menor o cero para aquellos más eficientes, y mayor para aquellos más ineficientes. Estamos tratando de que la gente privilegie la compra de vehículos eficientes, con eso mejoraríamos en el cumplimiento de los objetivos de descarbonización y la renovación del parque vehicular”, expresó.
El jerarca detalló que buscarán que un ente independiente sea el que certifique la eficiencia de los vehículos importados.
“No es un tema recaudatorio, estamos tratando de cambiar el comportamiento de la gente. Es un impuesto de materia conductual. No entramos en que sea un vehículo caro o barato, solo queremos un impuesto que genere un perjuicio al que adquiera un vehículo ineficiente, sea caro o barato”, remarcó.
Acosta reconoció que este nuevo gravamen podría servir para calzar o rellenar la pérdida en recaudación derivada de las exoneraciones que se dieron a los vehículos eléctricos.
El ministro aseguró que, con el objetivo de que la gente cambie sus patrones de consumo, el país solamente ha recurrido a exoneraciones (como en el caso de los carros eléctricos). Sin embargo, él considera que este concepto debe cambiar, y se deben encarecer los malos hábitos.
La idea del nuevo gravamen nació luego de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) llamó la atención al país sobre la necesidad de tomar acciones hacia los objetivos de descarbonización.
El ministro Acosta realizó el anuncio de este nuevo impuesto el pasado viernes 24 de marzo durante el foro Economía Hoy, realizado por el economista Gerardo Corrales. En la actividad estaban presentes empresarios de diferentes áreas del sector privado.
Además del nuevo gravamen, el jerarca también expresó su intención de avanzar en el plan de electrificación del transporte público en autobús, ya que son uno de los focos más importantes de contaminación en la Gran Área Metropolitana (GAM).
“Estamos buscando algún mecanismo por alianza público privada en donde podamos permitir que la inversión en los autobuses no la hagan los empresarios autobuseros, sino que ellos a través de un leasing puedan tener acceso a buses eléctricos, y cumplir con el cambio de flotilla que se les exige”, acotó el ministro.