Desde que se inició la debacle financiera del Banco Crédito Agrícola de Cartago, mejor conocido como Bancrédito, nos vimos inmersos de nuevo ante la inestabilidad patrimonial (malos resultados financieros) de un banco estatal, que como tal contaba con garantía del Estado. El problema radicaba que la iliquidez y una posible quiebra de este banco terminaría siendo pagada por todos los costarricenses, generando más deuda pública a las ya preocupantes finanzas del país.
Ante este panorama se plantearon diferentes medidas para poder contrarrestar esta situación, inclusive en la administración Solís Rivera se le inyectó capital a este banco con el fin de mejorar los indicadores financieros del mismo, pero cuando se determinó que no era suficiente se tuvieron que plantear otras soluciones, porque conforme avanzaban los días se generaban más intereses y con esto aumentaba el deterioro del patrimonio de esta entidad, siendo esto precisamente lo último que como país necesitábamos, porque nos enfrentaríamos a un problema semejante al que se vivió con el extinto Banco Anglo, que según las declaraciones que brindó la ministra de Hacienda en días pasados existen deudas que todavía no se han terminado de cobrar de esta extinta entidad.
Como explicó doña Rocío Aguilar el establecimiento de un fideicomiso como el que se creó con el Banco Anglo, debía ser la última salida a este problema, porque los deudores no sienten la misma responsabilidad con un fideicomiso como con un banco, y es acá donde entró a jugar el Banco de Costa Rica, porque con la figura de fusión por absorción, que se planteó desde el 20 de abril de este año, los deudores deberán ahora ajustarse las medidas financieras que le imponga este banco.
Esta fusión por absorción era una carrera contra el reloj, de la cual los diputados tenían la última palabra, porque tal como había dicho el mismo Banco de Costa Rica de llegar el 30 de setiembre sin aprobarse este proceso, para dicho banco no sería rentable, por lo que era necesario que se aprobara el proyecto de ley, para que el Estado no asumiera una nueva pérdida, cuando en estos momentos lo que se está buscando desde el gobierno central es todo lo contrario dado que el objetivo con la reforma fiscal es obtener recursos frescos, para poder hacerle frente a los compromisos que tiene el Estado con la sociedad costarricense y los acreedores internacionales.
En este momento cada colón cuenta, la fusión por absorción de Bancrédito por parte del Banco de Costa Rica permite la capitalización del segundo al absorber el primero, y tal como dijo la ministra de Hacienda días atrás representa la oportunidad de recuperar inversiones de este centenario banco estatal venido a menos.
Por todo lo anterior, es necesario comprender que la recuperación de los recursos invertidos por el Estado, es decir dinero de todos los costarricenses, en Bancrédito mediante la entrega de bienes al Ministerio de Hacienda como medio de pago y otras acciones contempladas en el recién aprobado proyecto de ley, así como el cobro a los deudores morosos de la entidad, permitirá que las finanzas del Estado tengan un levísimo respiro cuando más se necesita.
Si es suscriptor de Actualidad Tributaria puede encontrar el proyecto de ley en el siguiente enlace: Fusión por absorción del Banco Crédito Agrícola de Cartago y el Canco de Costa Rica