Actividades características de la bioeconomía aportaron el 13% del valor agregado y generaron el 17% del empleo en el año 2021.
De acuerdo con datos del Banco Central (BCCR), en el periodo 2006-2023 cerca del 2,3% del producto interno bruto (PIB) provino de impuestos relacionados con el ambiente.
Ello supera de manera notoria el promedio de la OCDE, que es de 1,6%. Tal aporte es liderado por la categoría de energía, que aporta el 66% de esos ingresos, seguida por el transporte con 33% y por el rubro de “recursos naturales y contaminación” con un distante 1%.
Así se detalló en una actividad en que se presentaron las llamadas cuentas ambientales, que “permiten conocer la interacción de la economía con el ambiente, mediante la contabilidad de manera coherente e integrada de los recursos naturales”.
Por otra parte, los impuestos específicos de mayor peso son el impuesto único a los combustibles, con un 66%; el impuesto a la propiedad de vehículos, con 19%, y el derecho de salida del territorio nacional vía aérea, con un aporte de 5%.
Los datos fueron presentados en conjunto con el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) en un acto organizado a propósito de Día Mundial del Ambiente, en que se explicó que las actividades características de la “bioeconomía” son aquellas que incorporan en sus procesos de producción y consumo recursos de origen biológico.
Ese tipo de actividades aportó el 13% del valor agregado y el 17% del empleo en el año 2021. Se trata más específicamente de actividades que hacen uso de recursos biológicos renovables para la producción sostenible de alimentos, materiales, energía y servicios.
En el periodo 2020-2021, la tasa de variación del valor agregado en este grupo de actividades fue mayor que el resto de la economía, “lo que evidencia una notable dinámica de recuperación post pandemia”, se recalcó desde el BCCR.
En esta publicación el BCCR presentó la actualización de las cuentas de agua y de energía para el periodo 2018-2021 y de flujo de materiales para los años 2020-2023. Adicionalmente, se agregan al inventario de información ambiental dos aplicaciones para comprender el aporte de los recursos biológicos a las actividades económicas, y los ingresos fiscales relacionados con el ambiente.
Respecto de la cuenta de flujo de materiales, a nivel nacional se muestra un aumento pues se pasó de 47 millones de toneladas en 2020 a 49 millones de toneladas en 2023, un consumo per cápita de 9,2 toneladas para el último año.
“Costa Rica sigue dependiendo en gran medida de la extracción de minerales no metálicos. Además, mantiene un patrón de importación de recursos fósiles y exportación de biomasa, lo que refleja la compleja interacción entre nuestra economía y el ambiente”, se apuntó desde el BCCR.
Autoridades del Minae aprovecharon la actividad para anunciar la incorporación de una nueva cuenta ambiental de océanos, que empezará a reportarse a partir del 2025. Con ello se busca “aportar insumos fundamentales para la toma de acciones vinculadas a los océanos que repercutirán a su vez, en la calidad de vida de las personas y la actividad productiva asociada”, según un comunicado de ese Ministerio.
El ministro Franz Tattenbach expresó que Costa Rica “tiene política publica para recursos del bosque y biodiversidad, de conservación, pero dirigimos los ojos al mar y es importante que empecemos a pensar las cuentas ambientales de océanos”.