La Inversión Extranjera Directa (IED) en Costa Rica alcanzó los $ 2.066 millones durante el primer semestre de 2025, lo que representa una disminución del 7% respecto al mismo periodo de 2024 ($ 156,1 millones menos).
A pesar de esta reducción, se trata de la segunda cifra más alta de la última década, solo por debajo del récord histórico registrado en 2024, según un informe elaborado por la M.Sc. Roxana Morales Ramos, economista coordinadora del Observatorio Económico y Social (OES-UNA).
Al desagregar la información, se observa que el régimen de zonas francas, regulado por la Ley N.° 7210 y que concentró el 53.2% de la IED en el primer semestre de 2025, experimentó una caída interanual del 23.3% ($ 360 millones menos).
En turismo y en el sistema financiero, la IED también disminuyó, en $ 81 millones y $ 78 millones, respectivamente. En contraste, el régimen definitivo presentó un desempeño positivo, con un aumento de $ 282,3 millones, mientras que la inversión inmobiliaria creció en $ 36,8 millones y la del régimen de perfeccionamiento activo en $ 18,5 millones del récord histórico registrado en 2024.
A pesar de un entorno internacional complejo, marcado por conflictos geopolíticos, tensiones comerciales y la política arancelaria de Estados Unidos, los efectos adversos aún no se reflejan de manera clara en la economía costarricense.
Por ejemplo, las exportaciones totales acumuladas a agosto de 2025 crecieron un 16% en comparación con el mismo periodo del año anterior -según datos de Procomer-, mientras que las ventas hacia Estados Unidos aumentaron un 22%.
Además, la reinversión de utilidades por parte de empresas extranjeras instaladas en Costa Rica creció un 13.9% interanual ($ 283,6 millones adicionales) durante el primer semestre.
Para los próximos meses, se prevén afectaciones en las exportaciones debido al cierre gradual de la planta de ensamble y prueba de microprocesadores de Intel y al traslado de operaciones de Qorvo hacia Asia.
También, la situación podría agravarse si se concretan las amenazas del presidente Donald Trump de imponer aranceles de hasta un 100% a los chips y semiconductores, o si se amplían los aranceles al sector de equipo de precisión y médico, que representó el 48% del total de exportaciones de bienes de Costa Rica y el 68% de las dirigidas a Estados Unidos entre enero y agosto de 2025.
De acuerdo con el reporte, a nivel interno, Costa Rica enfrenta desafíos estructurales que afectan su competitividad. La infraestructura vial y portuaria es deficiente, el transporte público está obsoleto y la seguridad ciudadana se ha deteriorado. La inversión en educación ha disminuido, lo que impacta negativamente la calidad del sistema educativo.
Además, la escasez de mano de obra calificada limita el desarrollo de actividades de alto valor agregado; según el informe de ManpowerGroup sobre la Escasez de Talento, un 71% de los empleadores en Costa Rica reporta dificultades para cubrir puestos vacantes en 2025. Por otra parte, la apreciación del colón encarece los costos para el sector exportador, incluido el turismo, y aumenta los gastos operativos de las multinacionales.
“Si Costa Rica desea contrarrestar los efectos de la política arancelaria estadounidense, es necesario acelerar la diversificación de su estructura productiva y de sus mercados de exportación. Asimismo, resulta urgente implementar políticas y acciones que fortalezcan la competitividad del país y promuevan un crecimiento económico más inclusivo y equitativo.
De cara a las elecciones presidenciales de febrero de 2026, las candidatas y candidatos deben presentar propuestas técnicas, claras y viables que aborden las debilidades estructurales del país y fomenten la resiliencia económica. Solo así podrá Costa Rica consolidarse como un destino competitivo y sostenible en un entorno global caracterizado por la volatilidad y la incertidumbre”, finaliza el estudio de Morales Ramos de la Escuela de Economía, Universidad Nacional (UNA).