Los $1.500 millones de la línea de crédito flexible (LCF) solicitados al Fondo Monetario Internacional (FMI) constituyen un préstamo para el Gobierno y no están dirigidos al Banco Central de Costa Rica (BCCR), pese a que el instrumento está diseñado para atender riesgos potenciales de balanza de pagos.
El ministro de Hacienda, Nogui Acosta, negó que el crédito —destinado a cubrir riesgos generados por choques externos— se oriente al emisor. “Las reservas son suficientes. No va para el Banco Central, son para el Gobierno”, afirmó el jerarca.
Acosta explicó que la LCF funciona como un “seguro” que esperan no utilizar, ya que el desembolso solo ocurriría ante una crisis que afecte al país, como la provocada por la pandemia.
“Estamos comprando un seguro. No pensamos usarlo. No se trata de un crédito de apoyo presupuestario, que se mete en el presupuesto de una vez. Esto es solo por una crisis, eso tiene muchísima trascendencia”, afirmó Acosta.
Rodrigo Cubero, expresidente del Banco Central, calificó como una “excelente idea” la solicitud de esta línea de crédito por parte de las autoridades económicas, dado que representa un respaldo del FMI que solo se otorga a países con marcos sólidos de políticas macroeconómicas.
“El visto bueno del FMI da tranquilidad a los mercados y será particularmente importante en el contexto actual en el que el mundo se sume en una enorme incertidumbre (...) Es un instrumento muy oportuno”, externó Cubero.
Costa Rica informó que solicitó el crédito por $1.500 millones al Fondo bajo un acuerdo precautorio de dos años en la modalidad de LCF, el pasado 14 de mayo. La Nación envió consultas al Banco Central sobre el tema, pero al cierre de edición no se hubo respuesta.
¿Cómo se usaría?
Aunque no se trata explícitamente de un crédito de apoyo presupuestario, Acosta reconoció que, en caso de utilizarse, serviría para cubrir necesidades de financiamiento, por lo que operaría como un préstamo de este tipo.
Los países que obtienen la aprobación del préstamo flexible tienen acceso inmediato al monto acordado, que permanece disponible durante todo el periodo del acuerdo, sujeto a que el beneficiario mantenga condiciones económicas favorables.
En caso de activarse, los fondos se recibirían en el Banco Central, pero se transferirían a la cuenta del Gobierno, lo que implica que no se utilizarían para atender requerimientos del ente emisor.
El ministro también refutó que el préstamo tenga un efecto sobre el tipo de cambio del dólar, al considerar que solo se activaría en una emergencia. No obstante, economistas consultados por La Nación señalaron que sí podría generar impactos en ciertos escenarios.
El economista Luis Liberman advirtió que si Hacienda utiliza los recursos para atender sus necesidades de financiamiento, o si el BCCR los empleara sin que exista una crisis o una amenaza real sobre la balanza de pagos, podría generarse un efecto en el mercado cambiario.
“Si es para un posible problema de balanza de pagos, es decir, si hay una contingencia, con toda la inestabilidad causada por los anuncios sobre aranceles de Estados Unidos, me parece bien. Lo que no queda claro es por qué lo anuncia el ministro de Hacienda, porque no queda claro que esos recursos los pueda utilizar Hacienda”, comentó Liberman.
Por su parte, Cubero afirmó que el instrumento no está diseñado para desembolsarse de forma inmediata. Sin embargo, destacó que el respaldo del FMI podría generar mayor ingreso de capitales o una menor salida de recursos, lo que podría incidir de forma marginal en el tipo de cambio.
“Tendríamos como resultado un tipo de cambio más fuerte, más apreciado. Esa sería una consecuencia que no es enteramente bienvenida, pero es el resultado de algo que es muy positivo para el país, que es ese sello de confianza y mayor tranquilidad que se daría a los mercados”, manifestó el exjerarca del BCCR.
Acosta recordó que este es un crédito de carácter temporal y que su aprobación requiere el aval de la Asamblea Legislativa, al estar destinado a atender eventuales necesidades del Gobierno.
Condiciones
El FMI otorga la LCF a países que reciben una evaluación positiva de sus políticas públicas durante la revisión del denominado Artículo IV, en la cual se analiza la situación económica y el marco fiscal de cada nación.
Según el Fondo, el propósito de la LCF es brindar apoyo financiero a países con fundamentos económicos sólidos, para enfrentar necesidades reales o potenciales de balanza de pagos y fortalecer la confianza de los mercados frente a riesgos elevados.
Para acceder a este préstamo, el país debe mantener una inflación baja y estable, una posición externa favorable y un nivel adecuado de reservas internacionales. Aunque no se exige el cumplimiento riguroso de todos los criterios, sí se requiere un desempeño macroeconómico sólido.
Además, la línea de crédito flexible no está condicionada a un programa de seguimiento del FMI, a diferencia de otras alternativas como el Servicio Ampliado del Fondo (SAF), que Costa Rica concluyó recientemente.