En el primer trimestre del 2023 el país vivó un fenómeno atípico: su Producto Interno Bruto (PIB) creció en un 4,9% —muy por encima de la región—, pero los ingresos tributarios que registró el Ministerio de Hacienda decrecieron en un 5,1%. Es decir, la mayor productividad costarricense no se tradujo en más recursos para las arcas del Estado, sino, por el contrario, en menos.
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